
Hay un intruso dentro mío
que se queja y tiene frió, que ya no puede escribir.
Que miente cuando quiero decir la verdad
y dice la verdad cuando quiero mentir.
Ya no se toma nada enserio,
la verdad que es un misterio como pudo entrar en mi.
A cada paso que da le falta espontaneidad,
no se tiene confianza, dice todo que si.
Y cuando juega a la pelota
no se anima a gambetear.
Juega para la tribuna,
no juega para ganar.
Los granos son un tema menor
pero muestran también el grado de dejadez.
Y ni hablar de los proyectos, ya no tiene,
se jacta de hacer deporte todo el día tocándose.
Este intruso come que da miedo
y duerme hasta el mediodía, no se mas que hacer con él.
Con su lujuria, su pereza, su codicia
y los cuatro capitales que le metió lucifer.
Si se cruzan con su mirada
déjenlo en su caminar.
Pasará la sudestada,
él se va a comunicar.
Que la culpa
no les carcoma los huesos.
Ya va haber tiempo para las risas,
los abrazos y los besos.
Déjenlo en su mundo,
un mundo muy poco profundo,
donde no se ríe, donde no se llora,
donde no se vive a pleno ni el presente ni el ahora.
Lo único que me enferma es saber
que en la perra vida jamás me voy a deshacer de el.
Siempre adentro mío fiel a su promesa
de quemarme la cabeza para que yo sea infeliz.
Me enferma comprender que forma parte de mi.
que se queja y tiene frió, que ya no puede escribir.
Que miente cuando quiero decir la verdad
y dice la verdad cuando quiero mentir.
Ya no se toma nada enserio,
la verdad que es un misterio como pudo entrar en mi.
A cada paso que da le falta espontaneidad,
no se tiene confianza, dice todo que si.
Y cuando juega a la pelota
no se anima a gambetear.
Juega para la tribuna,
no juega para ganar.
Los granos son un tema menor
pero muestran también el grado de dejadez.
Y ni hablar de los proyectos, ya no tiene,
se jacta de hacer deporte todo el día tocándose.
Este intruso come que da miedo
y duerme hasta el mediodía, no se mas que hacer con él.
Con su lujuria, su pereza, su codicia
y los cuatro capitales que le metió lucifer.
Si se cruzan con su mirada
déjenlo en su caminar.
Pasará la sudestada,
él se va a comunicar.
Que la culpa
no les carcoma los huesos.
Ya va haber tiempo para las risas,
los abrazos y los besos.
Déjenlo en su mundo,
un mundo muy poco profundo,
donde no se ríe, donde no se llora,
donde no se vive a pleno ni el presente ni el ahora.
Lo único que me enferma es saber
que en la perra vida jamás me voy a deshacer de el.
Siempre adentro mío fiel a su promesa
de quemarme la cabeza para que yo sea infeliz.
Me enferma comprender que forma parte de mi.
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