Todo es como un anillo.
Nada tiene ni principio ni final, o creemos que sí, pero en realidad nunca los conocemos.
Creemos empezar algo esperando que se termine y nunca termina, o al contrario... esperamos que nunca termine y termina terminando cuando ni sabías que podía llegar a terminar en un determinado tiempo.
Pesamos que es sencillo, fácil, accesible. ¡Mentira! Es complicado, difícil, es terrible.
Yo tengo un anillo, uno particular. Tiene grabada la frase mas llena y plena de todas. Es la única frase, es el único objeto, es el único sentimiento que sé que no tiene final, que lo voy a llevar siempre en mí, que no lo puedo perder, porque estas cosas no se pierden, no quedan en un cajón, en el aire. Queda presente siempre en mí.
Conozco tres personas que hacen día a día que yo no termine.
Que siga caminando pase lo que pase. Que me levantan cuando caigo.
Conozco tres personas que tienen el mismo anillo que yo, y que con seguridad puedo decir que no lo van a perder, que no lo van a tirar, o que simplemente no se van a olvidar.
Que me hacen reír las mejores carcajadas y llorar las mejores lágrimas, porque son las que me enseñan y las que aprendo a vivir.
Porque la aguja corre por el reloj y las cosas pueden terminar terminando, pero nosotras cuatro seguimos siempre juntas.
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